Dentro del vasto y cambiante universo de Star Wars, hay personajes que, sin necesidad de portar un sable láser ni tener linaje Skywalker, consiguen conectar con los fans de una manera profunda y duradera. Cobb Vanth es uno de ellos. Surgido originalmente en las novelas de la trilogía Aftermath de Chuck Wendig, este ex-esclavo que se convierte en protector de Freetown encarna el espíritu de resistencia, justicia y redención tan propio del western galáctico.
Pero no fue hasta su aparición en carne y hueso en The Mandalorian, interpretado por un carismático Timothy Olyphant, que básicamente repite su papel de sheriff de la estiupenda Deadwood, solo que con jet-pack y casco de beskar, cuando la mayoría de los espectadores descubrieron su historia. Vanth lo tenía todo para ser una figura recurrente y relevante en el nuevo canon de Star Wars. Sin embargo, a pesar de su popularidad y del potencial de su arco narrativo, lleva más de cuatro años en un limbo narrativo: literalmente guardado en una nevera.
De esclavo a leyenda local
La historia de Cobb Vanth tiene todos los elementos para convertirse en una narrativa icónica dentro del universo expandido. Tras sobrevivir como esclavo, Vanth se hace con una reconocible armadura mandaloriana y asume el papel de protector en Mos Pelgo, una aldea asolada por los saqueadores y los restos de la criminalidad imperial. Rebautizada como Freetown, su comunidad prospera bajo su mando justo y valiente.

En la trilogía Aftermath, Vanth no solo sobrevive, sino que se convierte en una figura de poder sin recurrir a la violencia gratuita. Sus enfrentamientos con los Red Key Raiders y su férreo compromiso con los habitantes del pueblo consolidan su figura como un "héroe de frontera", más cercano a los westerns clásicos que al melodrama épico de los Skywalker.
Uno de los mayores males que arrastra la franquicia desde hace años: el miedo a cerrar capítulos
Con su salto a las series de Disney+, primero en The Mandalorian y después en El libro de Boba Fett, el personaje ganó aún más profundidad. Su enfrentamiento con Cad Bane, ese duelo a pleno sol tan Solo Ante el Peligro, lo elevó de secundario interesante a personaje con peso propio. Y justo ahí, cuando parecía que tenía todo para seguir creciendo... fue abatido, y colocado en un tanque de bacta del que nunca más se supo.

Una historia en pausa que dice mucho del presente de Star Wars
La congelación narrativa de Cobb Vanth no es un accidente aislado, sino el síntoma de uno de los mayores males que arrastra la franquicia desde hace años: el miedo a cerrar capítulos. La práctica de dejar personajes relevantes "en la nevera" se ha convertido en una herramienta cada vez más habitual. Se dejan historias abiertas, personajes en coma, cuerpos sin confirmar y destinos inciertos. ¿Por qué? Porque mantenerlos en pausa es mantener abierta la posibilidad de reactivarlos cuando convenga. Pero esta táctica tiene un precio.
Uno comprende que haya personajes que por motivos ajenos a lo que ocurre en esta galaxia muy lejana, como Cara Dune tras la liada de Gina Carano. Pero la historia de Vanth quedó literalmente en puntos suspensivos con una escena postcréditos que lo muestra en un tanque de bacta, recuperándose de sus heridas junto al especialista cibernético Mod, y desde entonces no se ha vuelto a hablar de él salvo con el lanzamiento de las puntuales figuras de acción. Ni una mención en las siguientes temporadas de The Mandalorian, ni pistas en los anuncios de próximos proyectos. Cobb Vanth se ha convertido en un testimonio de cómo Star Wars prefiere aplazar antes que concluir.

El miedo a cerrar puertas
El problema de fondo es más grande de lo que parece. En su afán por mantener activos todos los caminos narrativos posibles, Lucasfilm ha convertido su universo en una telaraña de cabos sueltos. No importa si se trata de secundarios carismáticos o protagonistas centrales: nadie termina nunca de salir de escena. Boba Fett fue devuelto del más allá, Darth Maul regresó con un nuevo juego de piernas cibernéticas, y el Emperador Palpatine reapareció de alguna manera tras caer a un pozo de energía. En ese contexto, que Cobb Vanth siga en un tanque de bacta no debería sorprender. Pero sí debería preocupar.
Porque el resultado es una narrativa que no se atreve a asumir las consecuencias de sus propias historias. Un universo donde nadie muere del todo, donde todo queda abierto "por si acaso", y donde el desarrollo de personajes queda supeditado a futuras posibilidades comerciales. Y esto no solo resta fuerza dramática a las historias, sino que también afecta a la coherencia interna del universo. ¿Cómo podemos emocionarnos por un destino incierto si sabemos que siempre hay un potencial regreso milagroso a la espera? bueno, Luke Skywalker ya lo dice en la pelis: nadie se va realmente del todo, pero creo que no se refería a esto…

Más allá de Cobb Vanth: una tendencia preocupante
Lo más inquietante es que la situación de Cobb Vanth no es un caso aislado. ¿Qué pasó con Qi'ra tras Solo: A Star Wars Story? Pues ya veremos. ¿Qué andará haciendo Boba Fett ahí en su palacio? Incluso Luke Skywalker, tras su gloriosa reaparición en The Mandalorian, sigue siendo un personaje recuperado para darle una alegría a los fans y que ahora espera que alguien cuente otra vez en el nuevo canon su historia entre El Retorno del Jedi y El Despertar de la Fuerza, porque ya sabemos que lo que nos ha contado en libros y cómics vale lo que vale.
Lucasfilm ha convertido su universo en una telaraña de cabos sueltos
Esta forma de gestionar los personajes no solo satura al espectador, sino que fragmenta el relato. Al intentar dejar todas las puertas abiertas, la saga pierde su capacidad de cerrar ciclos, de ofrecer resoluciones que den sentido al viaje del héroe. Y sin resolución, no hay verdadera emoción, solo se acumula lastre destinado a satisfacer en algún momento a los fans a costa de desarrollar a trompicones y de manera dependiente a nuevos personajes.

El equilibrio entre continuidad y final
Entendemos que Star Wars es una franquicia transmedia que vive tanto en las pantallas como en cómics, novelas y videojuegos. Pero incluso en estos formatos, la falta de cierres claros empieza a pesar. El caso de Cobb Vanth es un ejemplo que invita a replantear si esta política de acumulación narrativa es sostenible a largo plazo. Porque al final, incluso en un universo tan grande como la galaxia lejana, todo personaje necesita un destino.
No se trata de cerrar por cerrar, ni de matar personajes a lo loco. Se trata de respetar la lógica interna de la historia, de dar a cada personaje un final digno, un propósito. Incluso si luego se quiere retomar, ese retorno debe sentirse como un nuevo capítulo, no como una resurrección forzada.

¿Reaparecerá Cobb Vanth?
La buena noticia es que aún hay espacio para el regreso de Cobb Vanth. La próxima película de The Mandalorian & Grogu, que conectará la narrativa de las series con el cine, podría ser la oportunidad perfecta para sacarlo del tanque de bacta y darle el protagonismo que se ha ganado. Timothy Olyphant es un actor muy querido por el fandom, y su personaje tiene un nicho claro en ese western galáctico que tanto ha funcionado en Disney+.
Pero si Vanth reaparece, esperemos que no sea solo para una escena de fanservice o para volver a ser puesto en pausa. Lo que necesita, y lo que necesitamos como espectadores, es una historia que le haga justicia. Que lo ponga de nuevo en el centro de la acción y, sobre todo, que se atreva a llevar su arco a una conclusión significativa. Mientras tanto, si eres fan de Cobb Vanth o simplemente quieres redescubrir su historia, todas las películas y series del universo Star Wars están disponibles en Disney+. Puede que él siga en una nevera, pero tú puedes mantener viva su historia desde el sofá.
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